El directorio de la compañía estadounidense Pfizer decidió romper su acuerdo de fusión con la irlandesa Allergan, una operación que iba a dar lugar a la mayor farmacéutica del mundo y que se valoraba en US$ 160.000 millones.
La decisión se explica por las nuevas medidas tomadas por el Tesoro de Estados Unidos, destinadas a frenar las operaciones destinadas a pagar menos impuestos.
El Gobierno americano pretende dificultar que las compañías americanas compren empresas extranjeras que pagan menos impuestos para fijar en sus países el domicilio fiscal, según el secretario del Tesoro, Jacob Lew. La operación, que ha sido muy cuestionada por políticos norteamericanos, restaría US$ 35.000 millones de recaudación al fisco estadounidense.
El eco de la fusión y sus consecuencias en materia de impuestos ha llegado en plena campaña presidencial y es un tema recurrente entre los candidatos a la Casa Blanca, como la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.
En Irlanda, Allegran paga un impuesto de sociedades del 12,5%, frente al 35% de Pfizer.
Pfizer deberá pagar a Allergan un máximo de US$ 400 millones, como se estipulaba en su acuerdo de fusión, en caso de que los cambios en la normativa tributaria hicieran inviable la transacción.
La decisión de romper el acuerdo es el último revés en los continuos esfuerzos de Pfizer por superar lo que su consejero delegado, Ian Read, considera una desventaja competitiva respecto a rivales que pagan menos impuestos.
Al fusionarse con la irlandesa Allergan, Pfizer podía reducir su carga fiscal y, además, tener acceso a los miles de millones de dólares en ingresos que mantenía en el extranjero para evitar pagar impuestos de Estados Unidos, además de las que ya paga en los países donde opera.