Reza el dicho que “el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra”. Dicho esto, debemos recordar uno de los momentos más controvertidos en la historia de BMW Group. Corría el 1 de febrero del, ya lejano, año 1994 cuando el conglomerado alemán se hacía cargo del último constructor británico: Rover. La transacción tuvo un valor de 800 millones de libras y afectaba a las firmas: Rover, MG, Mini y Land Rover.
La parte peor parada de aquel “negocio” fue Honda. La casa japonesa tenía un 20 por ciento del capital de Rover, pero tras la salida de British Aeroespace (BAe) perdió sus derechos. De esta forma, la gestión de la casa inglesa quedó en manos de BMW Group. Así, cuando la Bayerische se dio cuenta de que reflotarla era harto complejo, la vendió a Phoenix. Aún así, antes se quedó con las propiedades de mayor valor como Mini o parte de sus fábricas.
BMW Group necesita crecer y Jaguar Land Rover reducir pérdidas
Tras ello, ya sabemos lo que pasó: Rover quebró y terminó diseminada por el mundo. De esta forma, Land Rover pasó a engrosar el Premier Automotive Group de Ford Motor Company junto a Jaguar. A día de hoy, es como si el tiempo no hubiera pasado, pues como antaño vuelven a estar juntas, gracias a Tata Motors. Sin embargo, el constructor hindú está teniendo graves problemas para sortear la caída de ventas en China y el Brexit.
Por ello, las finanzas de Jaguar Land Rover no pasan por su mejor momento. No obstante, BMW Group tampoco está para tirar cohetes, pues aunque su situación financiera es desahogada, están un paso por detrás de sus rivales. El principal aspecto es la movilidad eléctrica, y para solucionarlo, ha firmado un acuerdo de colaboración con sendas firmas inglesas. Aún así, hay quien apuesta por una mayor integración, sugiriendo una nueva compra.
Según parece, los analistas de Sanford C. Bernstein apuestan a que BMW Group podría comprar, de nuevo, Jaguar Land Rover. De hacer esta adquisición, todas las partes interesadas saldrían ganando. En primer lugar, el fabricante bávaro aceleraría la transición hacia la movilidad eléctrica. En segundo lugar, Jaguar Land Rover contarían con una protección económica superior a la que le brinda su actual matriz.
Por último, no debemos olvidarnos de Tata Motors. Cuando adquirió Jaguar Land Rover en 2008 pagó unos 2.300 millones de dólares por ellas. A día de hoy, si la transacción se llevara a cabo, podría obtener hasta 11,2 mil millones de dólares, unas cinco veces más. Sin embargo, hay un pequeño problema: a pesar de parecer una operación muy suculenta, tendrían que tragarse su orgullo y no parecen por la labor.
Sea como fuere, los analistas hablan teniendo en cuenta la coyuntura económica actual y las posibles salidas. Ambos constructores han de hacer frente a problemas comunes, como China, el Brexit y la desaceleración económica. Por tanto, les unen más puntos en común que aquellos que les pueden separar. Aún así, hay que ser cautos, pues la historia es cíclica y podría repetirse, y eso, no sería muy bueno.
Fuente: Actualidad Motor