El conocido “síndrome del nido vacío” es la etapa evolutiva que atraviesan los padres cuando sus hijos dejan el hogar para independizarse. Suele ser un periodo difícil que conlleva algunos duelos, cuestionamientos y crisis (maritales, vocacionales, sentido de la vida, etc.) El desafío es poder capitalizar la experiencia, generando cambios positivos para transitar esta nueva etapa viviéndola como una oportunidad para la construcción de nuevos proyectos, ahora que cuentan con el tiempo para hacerlo.
Principalmente aqueja a las mujeres, ya que en general, son ellas las que tuvieron a cargo el cuidado de los hijos en la casa. Son ellas las que han renunciado a sus proyectos profesionales en pos de construir una familia y ser el sostén más significativo en este aspecto.
“Si pudieran tomarse este periodo como una oportunidad para reencontrarse con ellas mismas, pensar que quieren hacer de aquí en adelante con su tiempo libre, lo vivenciarían con otra emocionalidad. No desde la melancolía, ni desde la tristeza, sino desde la oportunidad para reinventarse. El objetivo es descubrir que las entusiasma, que las motiva y las llevaría a embarcarse en algo nuevo; comprender que esta etapa también se la puede vivir con plenitud” explica la Lic. Natalia Tabak, psicóloga y coach vocacional.
Algunas madres vivencian algo similar cuando los niños empiezan a escolarizarse y se plantean una vuelta al trabajo totalmente renovadas con la idea de dar lugar a otra profesión que antes no se animaban a ejercer o con la idea de darle una nueva variante a lo que ya venían haciendo, de forma dependiente o autónoma.
Atravesar el nido vacío no resulta sencillo para muchas personas. Invade una sensación de soledad, de angustia, donde aflora la pregunta “¿y ahora qué?” No es fácil redefinir los objetivos de la vida y puede ser un momento propicio para pedir ayuda a profesionales que puedan ayudar a reencausarnos, a darnos herramientas para animarnos hacer eso que siempre soñamos, pero que nunca nos atrevimos a realizar, llenar esos espacios con nuevas actividades que nos produzcan placer como podrían ser: retomar alguna actividad que disfrutaban en el pasado, estudiar una nueva carrera, curso o taller, descubrir un hobbie, generar un nuevo emprendimiento, continuar con su profesión u oficio, viajar, colaborar en una causa benéfica, etc.
“Reinventarse no significa anular quien fuiste, significa tomar lo mejor de las experiencias pasadas, de lo que te definió, te destaco, de lo que te hizo sentir orgulloso en áreas personales y laborales, capitalizarlo y sumarlo a lo nuevo que quieras ser o hacer” concluye Tabak.