La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instaurado el 31 de mayo como el Día Mundial sin Tabaco, una fecha que invita a tomar conciencia sobre los riesgos de su consumo para la salud y la importancia de la promoción de políticas públicas eficaces que colaboren a reducirlo. Como todos los años, la OMS propone un lema, siendo el de este año llamar a los países a poner fin al comercio ilícito de productos de tabaco.
El consumo de tabaco es la principal causa prevenible de muerte en el mundo, y actualmente mata a 1 de cada 10 adultos, ocasionando más muertes en conjunto que la infección por HIV/SIDA, el alcoholismo, las drogas ilegales y los accidentes de tránsito.
El tabaquismo: una adicción muy frecuente
Se estima que el 40% de la población mundial de entre 15 y 65 años fuma. En nuestro país la cifra ronda el 27%, alrededor de 9 millones de personas, de las cuales 3 millones consumen más de 25 cigarrillos por día. Asimismo, mueren anualmente alrededor de 40.000 personas a causa del tabaco.
El consumo de tabaco explica 5,4 millones de muertes por año en todo el mundo como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas, entre las más importantes. Además, es un factor de riesgo presente en 6 de las 8 principales causas de muerte en el mundo. Entre las enfermedades relacionadas con el tabaquismo activo y pasivo se encuentran distintos tipos de cáncer (pulmón, esófago, vejiga, riñón, estómago, páncreas), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y enfermedad vascular periférica.
Un aspecto preocupante que se observa en todo el país es el descenso en la edad de inicio. El mayor porcentaje de adolescentes de nuestro país probó fumar por primera vez entre los 12 y 13 años (44,5%), mientras que un 21,6% lo hizo a los 11 años o menos. Se estima que el 15% del gasto en salud corresponde a enfermedades relacionadas con el tabaquismo activo y pasivo.
Riesgos para el fumador pasivo
Respirar humo de tabaco ajeno incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias entre quienes no fuman. Se calcula que de las 40.000 muertes anuales por tabaquismo en el país, 6000 corresponden a personas que nunca fumaron pero que estuvieron expuestas al humo de tabaco.
Dejar de fumar es, quizá, una de las mayores acciones que un sujeto tabaquista puede realizar por su salud. Está demostrado además que el abandono del consumo de tabaco es siempre beneficioso, sin importar el grado de daño generado en un individuo. Sin embargo, un porcentaje considerable de tabaquistas “descree” del riesgo real al que se exponen, independientemente de su grado de instrucción.
En la actualidad, diferentes medidas adoptadas por los gobiernos y las organizaciones sanitarias han contribuido a concientizar a la población con respecto a los riesgos vinculados al tabaquismo. Un porcentaje significativo de los fumadores tiene la intención de abandonar el hábito en algún momento de su vida. Sin embargo, el riesgo de padecer cáncer o enfermedades cardiovasculares persiste durante años una vez suspendido el hábito tabáquico, lo cual torna imperiosa la necesidad de que el abandono sea lo más temprano posible.
Si logramos comprender que tenemos la posibilidad de vivir más y mejor adoptando estilos de vida más saludables, y somos capaces de transmitir este mensaje a nuestros pares y a las generaciones venideras, habremos ganado una importante batalla en la larga y dificultosa lucha contra esta epidemia.