Administrar elecciones eficientemente es uno de los retos más complejos que cualquier país debe asumir. Gracias a la tecnología, los gobiernos pueden planificar, seguir y controlar mejor todos los procesos de una elección
“Cuando son implementadas correctamente, las tecnologías electorales pueden ser herramientas clave para mejorar la transparencia y confianza en las elecciones. Mayor credibilidad contribuye a la estabilidad social, económica y política de las democracias”. Así lo señaló Richard Soudriette, presidente del Consejo Asesor Internacional Electoral, refiriéndose al reto que conlleva administrar eficientemente una elección.
Por su importancia y complejidad, las elecciones se consideran proyectos de Misión Crítica, o en otras palabras, procesos que en caso de fallar cualquiera de sus componentes, dejarían como resultado el fracaso de las operaciones de todo un sistema. La disrupción de una elección puede causar una fuerte conmoción social, afectar los indicadores macroeconómicos del país, disminuir la inversión foránea, fragmentar el marco legal vigente y generar desconfianza en los diversos actores políticos y sociales en general.
Alberto Castro, director de servicios globales de Smartmatic, demostró lo compleja que puede llegar a ser la logística de una elección utilizando dos países asiáticos como ejemplo: “El año pasado India celebró lo que el popular diario Times of India definió como la ‘Danza de la Democracia’. Unos 540 millones de votantes ejercieron su derecho para elegir un nuevo Parlamento a través de 1,5 millones de máquinas de votación. Debido a la complejidad del proceso y al tamaño del país, las elecciones se celebraron en nueve etapas desde el 7 de abril hasta el 12 de mayo y al menos 1,4 millones de urnas electrónicas fueron habilitadas para los comicios. Por otro lado, en 2010, las elecciones generales de Filipinas requirieron una logística de almacenamiento, producción y distribución de una plataforma electoral electrónica comprendida por unas 251 mil piezas y equipos, a ser manejada por más de 48 mil técnicos, para procesar los aproximadamente 800 millones de votos a ser emitidos en un solo día”.
Según nos indica Castro, diversos avances tecnológicos han simplificado la tareas logísticas a lo largo de todo el ciclo electoral, desde la inscripción de candidatos y la preparación de instrumentos de votación, pasando por el despliegue de los recursos necesarios para la elección, la captura y procesamiento de la voluntad del elector, hasta la divulgación de resultados de forma casi inmediata. “Gracias a la tecnología, hoy día pueden integrarse una mayor cantidad de actividades de control de calidad y monitoreo. Además, las autoridades disponen de un mayor margen de maniobra para optimizar procesos y plataformas técnicas, corregir errores y difundir los avances del proyecto a todos los actores involucrados en una elección: los partidos políticos, las instituciones gubernamentales rectoras en materia tecnológica, la sociedad civil, entre otros.”
Con relación a los procesos logísticos y operativos de la elección, estas son algunas de las actividades que – Castro apunta – se pueden ejecutar con mayor eficiencia:
- Configuración del equipamiento electoral: Trátese de boletas o máquinas de votación o dispositivos de autenticación de votantes, existen tecnologías que permiten simplificar los procesos de configuración del equipamiento electoral.
- Control de calidad: Una vez configurados los equipos, se pueden automatizar los procesos de control de calidad aplicados a los equipos configurados en el almacén central.
- Despliegue: Las elecciones son ejecutadas por ejércitos de miles, que manejan cientos de miles de equipos, materiales y elementos de la plataforma electoral. Hoy día es posible realizar el seguimiento geo-referenciado y en tiempo real de todos estos elementos durante su transporte y despliegue.
- Soporte: Gracias a los avances en las TIC, es posible generar sistemas de soporte de decisiones operativas y gerenciales utilizando procesos predefinidos de comunicación (mensajes de texto pre codificados) y/o no estructurados (llamadas de voz).
Estas variadas tecnologías permiten a las autoridades electorales garantizar la seguridad, rapidez y eficacia de sus procesos electorales.