La entrevista es el paso más importante cuando uno está buscando trabajo. Todo lo que venga después, en este momento no importa
En una entrevista de trabajo no solo hay que cuidar el fondo (la formación, la experiencia, etc), sino también las formas. Cualquier detalle por pequeño que sea puede permitir destacar frente a la competencia.
“La mayoría de los empresarios no tienen ni idea de cómo dirigir una entrevista de trabajo”, advierte Silvia Forés, directora de RRHH en Baker & McKenzie: “En teoría habrán leído antes tu CV, pero difícilmente estarán preparados para llevar una entrevista estructurada”.
En el caso de que la entrevista la haga el responsable de RRHH o un seleccionador profesional, la situación será un poco mejor. Aún así, en cualquiera de los dos casos, hay que cuidar todos los detalles para tratar de convencer al entrevistar.
1. Llegar con antelación
Hay que llegar al menos 10 minutos antes, para tener tiempo para relajarse y hacer una entrada triunfal. No se puede hacer esperar al entrevistador.
2. Postura de poder
Hay que practicar una “postura de poder”, por si hay que esperar en una sala. Una forma de sentarse que proporcione autoconfianza, y permita sentir que se controla la situación. Los brazos en jarra, la cabeza alta, la mirada al frente.
3. Dejar que el entrevistador maneje la entrevista
Se le pueden hacer comentarios al entrevistador, o consultarle algunas dudas, pero nunca interrumpiéndole de manera brusca. “Él debe notar que tiene el poder; escucha mucho, asiente y demuestra que sigues la conversación”, apunta la experta.
4. Preguntas distintas
No es el momento de preguntar por lo que interesa al candidato, sino por lo que se puede ofrecer a esa empresa. Hay que preguntar como si se fuera un comercial tratando de vender el producto. “¿Mis contactos en el sector podrían ser de ayuda? ¿Mi capacidad para adaptarme a entornos internacionales demostrada en anteriores ocasiones podría ser una ventaja? Esta fórmula permite mostrar interés y a la vez demostrar las cualidades como candidato.