Rosabeth Moss Kanter, titular de Ernest L. Arbuckle Professorship en Harvard Business School, asegura en un artículo recién publicado en Harvard Business Review Latinoamérica que en una recesión, todos deberían estar involucrados en el marketing. Los empleados motivados aportan al pensamiento creativo que puede ayudar a retener a los actuales clientes e identificar a los nuevos.
Moss Kanter asegura que en este momento para las empresas sus empleados son su activo más importante, y deben sacarle provecho a la creatividad de las personas en sus equipos, para lo cual hace cinco sugerencias.
1. Aumente el contacto y la comunicación con los clientes. La turbulencia financiera a veces lleva a los ejecutivos a preocuparse en exceso de complacer a los bancos o a los analistas de inversiones, mientras parecieran darles poca importancia a los clientes. Pero como todos sabemos, sin clientes no hay empresa.
Las personas de todos los rangos, sin importar si son directivos o no, deberían convertirse en embajadores personales ante los clientes, agradeciéndoles por hacer negocios con ellos y dejando muy en claro que quieren ayudarles a tener éxito. Los clientes sabrán que a usted le importa, usted estará mejor informado, el personal se sentirá más involucrado y podrían surgir oportunidades inesperadas.
2. Comience ahora a buscar mercados nuevos. Las empresas que dependen de unos pocos clientes grandes son especialmente vulnerables a los cambios en la suerte de sus clientes, no obstante, todas las empresas requieren la flexibilidad para moverse rápidamente hacia mercados promisorios.
Durante los tiempos de crecimiento flojo, en lugar de permitir que los empleados estén ociosos podría usarlos para que recolecten información mediante conversaciones con los usuarios finales. Si los costos de viajar son demasiado altos, el teléfono y la investigación por internet serán suficientes.
3. Invierta en subirle el ánimo a los empleados. Cuando los ánimos andan por el suelo, la productividad y el servicio al cliente se debilitan justo cuando más se requiere un nivel de cero defectos, un trabajo en equipo eficiente y voces alegres que respondan a las preguntas de los clientes. Demasiadas empresas tratan a los empleados como meros costos que pueden ser recortados, cuando en realidad deberían demostrarles a los empleados lo importantes que son.
4. Destaque y premie los pequeños triunfos. La innovación es una tarea continua, pero los tiempos turbulentos aumentan la necesidad de que todos participen en efectuar pequeñas mejorías rápidas y fáciles de implementar: detectar una forma eficiente de hacer algo que ahorre costos, mejorar el entorno de trabajo o convencer a los clientes que compren un poco más.
Un programa que busque activamente estas ideas y que las premie puede fortalecer a la empresa de inmediato. La motivación aumenta y los clientes ven una empresa que siempre está en la vanguardia del pensamiento innovador.
5. No se aleje de sus valores. Siempre existe una tentación de tomar atajos cuando las cosas se ponen difíciles. Los ejecutivos deberían evitar las movidas desesperadas que posteriormente podrían generar daños a ellos y a su empresa. Los recordatorios acerca de los valores de la empresa pueden reforzar la solidaridad e incrementar la confianza que los clientes sienten en la empresa.
Los tiempos llenos de desafíos separan a los ganadores de los perdedores. Los ganadores sobreviven porque nunca olvidan la importante y eterna verdad: los productos y servicios de alta calidad son creados por empleados involucrados que conocen y se interesan en los clientes.