Las reglas laborales han cambiado y muchas empresas han advertido que el modelo de relación de dependencia vigente en el siglo pasado se está modificando. Nuevos paradigmas asoman en el mundo del trabajo.
No caben dudas acerca de que las nuevas generaciones valoran su independencia y las estructuras más horizontales.
Se señala que la generación Y desembarcó con nuevas posturas que rompen con los lineamientos de antaño, y que, entre otros parámetros, para sus integrantes la calidad de vida influye a veces más que el salario. Ya no se contrapone la vida laboral como obligación frente al tiempo libre, se aspira a disfrutar de ambos sin presiones.
Y la nueva generación Z (hasta los 18 años) ahonda aún más en estos nuevos valores, donde la autonomía, la ausencia de jerarquías, la flexibilidad en las relaciones laborales y la democratización de los espacios de trabajo son determinantes.
La tecnología contribuyó también mucho en este cambio, el acceso a Internet, las notebooks, tablets, y smartphones hoy son vividos como indispensables. Contando con ellos se borran las fronteras de la oficina y además resultan vitales para los profesionales con espíritu emprendendor.
La oficina móvil y el home office ganan terreno y el mercado inmobiliario no se ha mantenido ajeno a estos requerimientos.
La mayoría de los nuevos emprendimientos inmobiliarios cuentan entre sus amenities con los llamados Business Center, espacios equipados precisamente para funcionar como un centro de negocios en el que los usuarios disponen de áreas especialmente acondicionadas y equipadas.
Muchos incluyen escritorios y el amoblamiento adecuado para trabajar, acceso a internet de banda ancha y wi fi, y en desarrollos más sofisticados se dispone incluso de equipos de computación de última generación, scanners, fotocopiadoras e impresoras, proyectores HD con pantallas, salas de reuniones o de capacitación.
Estas áreas comunes son muy valoradas por el público (especialmente jóvenes, nuevos emprendedores y freelancers) porque desde allí pueden desarrollar su actividad laboral, con un aprovechamiento de las instalaciones y el equipamiento, y con la chance incluso de pautar reuniones de trabajo bajo la modalidad de reserva de espacios como ya habitualmente sucede con el reconocido SUM.
De este modo, se obtiene un gran ahorro porque se prescinde de un gasto importante como el que resulta del alquiler de oficinas o de espacios de coworking, se evitan traslados y demoras y se incrementa la productividad sin alejarse de la propia vivienda.
Una verdadera revolución, que esta vez, empieza en casa.