En 2009, el modelo de franquicias cumple 20 años en la Argentina. Existen alrededor de 450 marcas de más de 50 rubros que utilizan este sistema.
Y esto ha generado una doble rivalidad competitiva. Por un lado, surgen más conceptos de franquicias. Por el otro, cada día hay más franquiciantes por cada rubro de actividad (esto es muy claro en los casos de las cafeterías y la indumentaria infantil).
La inauguración de nuevos centros comerciales ha impulsado al sistema. Los shoppings quieren marcas. Y las marcas buscan operadores que conozcan las zonas donde se enclavan los nuevos centros comerciales. La franquicia es, pues, el instrumento perfecto para esta alianza.
Además, si consideramos que, cada año, se incorporan cerca de 50 nuevas franquicias, se denota un incremento de las empresas de servicio al sistema. Si bien los sectores de gastronomía y de la indumentaria siguen representando más del 50 por ciento del mercado, en los últimos tiempos se ha observado un interesante movimiento hacia los servicios.
No obstante, más allá de estas cifras alentadoras, también es cierto que el vigésimo aniversario del sistema de franquicias nos encuentra en medio de una virulenta crisis donde negocios de todo tipo enfrentan serias dificultades. ¿Escapan las franquicias a esta situación? Definitivamente, no. Pero sí la enfrentan con un menor riesgo que cualquier otro emprendimiento.
En años anteriores, cuando la economía crecía a ritmo vertiginoso, los índices de mortandad de los emprendimientos independientes rozaban el 90% antes de cumplir su primer año (y trepaban al 97% a los cinco años). En las franquicias, en cambio, el ratio era de apenas un 10%.
Pero, ¿cómo se explica que la tasa de mortandad de los emprendimientos relacionados con el sistema de franquicias sea reducida?
Por un lado, las franquicias ofrecen un sistema probado, lo cual minimiza los riesgos a través de una marca conocida que ofrece productos que cuentan con la aceptación de los consumidores.
Por el otro, el franquiciado es miembro de una red que se beneficia de economías de escala y que le ofrece asistencia desde el inicio hasta la finalización del contrato.
Los cambios en el negocio de las franquicias en tiempos de crisis
Si bien las franquicias han enfrentado mejor las dificultades que otros modelos de negocio, también es cierto que se han producido ciertos cambios.
En épocas de crisis, surgen mayores exigencias por parte de los franquiciados por la disminución de las ventas y la consiguiente reducción de la rentabilidad. Pareciera aplicarse aquel viejo preconcepto: “Cuando el negocio funciona bien, el éxito se debe al franquiciado. Pero cuando el negocio anda mal, la culpa es del franquiciante”.
Desde el punto de vista de las nuevas aperturas, en tiempos de recesión, la clave pasa por reestructurar los conceptos. Por ejemplo, reducir los m2 de los locales y emplear menos personal.
Asimismo, son los actuales franquiciados los que tienden a abrir más locales, porque esto les permite absorber mejor los costos fijos. Los franquiciantes, por su parte, intentan ayudarlos en este proyecto porque, para ellos, es más sencillo que un actual franquiciado abra un nuevo local a sumar un nuevo franquiciado.
Actualmente, se está tendiendo a un esquema de distribución de beneficios de 75% para el franquiciado y 25% para el franquiciante. Esto se traduce en que la regalía que pague el franquiciado no supere el 25 % de la utilidad del negocio.
En definitiva, la crisis ha afectado a todos los sectores de la economía. Sin embargo, por las características del modelo, las franquicias parecen encontrarse en mejor posición para superar las dificultades y salir fortalecidas de cara a un próximo escenario de recuperación.