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Un verano en el campo

El atardecer de un naranja intenso, en que el cielo parece incendiarse por completo. Un horizonte poblado de verde, interrumpido apenas por alguna lomada y por un monte de eucaliptos. Animales que pastan o pasean completando el cuadro, y el casco de estancia que promete confort y atención personalizada. ¿Qué es lo que falta para que la imagen sea la postal perfecta de un fin de semana de rélax?

En el agobiante verano de estas pampas, las estancias y hoteles de campo que suman a todo esto las bondades de una gran piscina o las bellezas de ríos y lagunas, se perfilan como las opciones principales para, al mismo tiempo, mitigar el calor y escaparse por un par de días del trabajo.

Las Víboras: A la vera de la historia
Tordillo es un paraje ubicado a sólo 250 kilómetros de Buenos Aires y a otros 10 de la costa del río de la Plata. Allí, en una fracción de 9 mil hectáreas que forma parte de la reserva natural Samborombón, se levanta un casco de estilo neoclásico del año 1820. Es el centro de Las Víboras, un establecimiento que se incorporó no hace mucho al mundo del turismo y que tiene todo para ser una gran alternativa para cualquier viajero. Porque en estas tierras es posible descubrir la fauna autóctona –compuesta por zorros, ciervos, jabalíes, ovejas y vizcachas– o realizar avistajes de aves que se congregan en número y con representantes de más de 50 especies. También es parte del programa conocer cómo se realiza la crianza de ganado de las razas Angus y Hereford. No faltan las cabalgatas ni la historia, porque se sabe que fue en esta zona donde se firmó el primer tratado de paz en el país. Pero, ¿cómo disfrutar de todo esto con 35 grados de calor y una sensación térmica agobiante? Seguramente, la pileta de agua salada, distante a unos 100 metros del casco, tenga la respuesta, al igual que los paseos en canoa por pequeñas lagunas cercanas.

Además de su historia, Las Víboras se destaca por la arquitectura y el estilo de la casa principal. Su estructura se compone de dos alas: una más antigua y original, que fue construida aproximadamente en 1820; la otra, es la parte nueva de la casa proyectada en el año 1947. En ambas partes del casco, el servicio de los Dodero, dueños y creadores de este espacio de absoluto rélax en la denominada Ruta del Gaucho, se vive del mismo modo: con mucho placer.

Elevage Resort: Modernidad y campo
Hace apenas un par de años que el porteño Elevage, un cuatro estrellas con buen servicio, decidió poner un pie en el campo proponiendo una mezcla entre estancia y hotel que fue bautizada Elevage Resort. Ese salto se convirtió en una alternativa de lujo a un paso de Buenos Aires. Su ubicación en el kilómetro 72 de la ruta 6 desorienta un poco a quien no está acostumbrado a recorrer los caminos bonaerenses, pero llegar es extremadamente sencillo y rápido. Sólo hay que tomar la Autopista del Oeste, luego ruta 7 y tras 56 kilómetros se llega al cruce con la ruta 6, pasando General Rodríguez y antes de Luján. Allí, sólo hay que doblar a la izquierda y manejar diez kilómetros más.

¿Qué se encontrará allí? Un hotel de 26 habitaciones montado en una construcción típica de campo, con techos altos en los ambientes comunes, finamente decorados con muebles de época. Además, en lugares como el restaurante de cocina criolla, lo antiguo se enlaza con toques minimalistas bien modernos, ya que conviven mesas y sillas de distintos estilos, algunas despojadas pero ubicadas con acierto. Y, por supuesto, lo mejor del lugar es que en el predio de 20 hectáreas hay espacio suficiente para encarar una y mil cabalgatas gracias al excelente parque equino propio que exhibe el Elevage. Si el tiempo acompaña, como sucede durante Semana Santa, todavía se pueden aprovechar los días soleados en la enorme piscina con solarium. Se nota el poco tiempo transcurrido desde su construcción por la hilera de árboles bajos y flacos que comienzan a crecer a una prudente distancia, de modo que no se conviertan en fuente de sombra indeseable. La que abunda, por suerte, en el parque arbolado que rodea al edificio y que se convierte en escenario ideal para plácidas caminatas

El Retiro: Nacido en las sierras
Volar a Bahía Blanca y manejar –o dejarse llevar por un transfer– durante 45 minutos es el camino más corto para acercarse al corazón de las sierras de Cura Malal. Allí, junto a las elevaciones más altas de la pampa, El Retiro recibe a los huéspedes en su centenario casco de estilo anglo-normando construido en 1904. Enmarcado en un parque de 70 hectáreas con frondosos árboles, el edificio principal cuenta con tres plantes en las que se desarrollan ocho habitaciones dobles y cuatro baños, un amplio comedor y varios livings, además de un salón de juegos y una sala de armas. Pero el atractivo principal de El Retiro no está en sus interiores, ni siquiera en su atildado y valioso mobiliario de época que sorprende a más de un coleccionista, sino en los alrededores. Con los cerros Tres Picos y Napostá como telón de fondo, su campo de golf se cuenta entre los más atractivos de la Argentina, por paisaje y por posibilidades de juego. Muy cerca del campo de golf, el quincho con parrilla y asador y la enorme piscina completan la infraestructura básica del mejor fin de semana en familia, pero mucho más disfrutable si se concurre con amigos o compañeros de juego.

Estancia La Oriental: Golf y rélax
La Oriental es una de esas pocas estancias que logra combinar todo lo que se espera de un establecimiento rural dedicado al turismo. En ella conviven la producción agropecuaria y los detalles del mobiliario proveniente de distintas partes del mundo que se conserva en perfectas condiciones. Y la tranquilidad propia del paisaje pampeano contrasta con la posibilidad de emprender paseos en botes y canoas en la laguna, o largas cabalgatas hasta extenuarse. Al igual que en El Retiro, aquí el golf es una posibilidad que nadie debiera dejar de explorar, especialmente porque el course es de uso exclusivo de los huéspedes, lo que asegura una privacidad siempre bienvenida.

Una gran ventaja de La Oriental es que se ubica cerca de una de las rutas más accesibles y agradables de recorrer en la provincia de Buenos Aires, como es la número 5. A 250 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en la zona de Junín, el casco de la estancia ofrece amplios espacios y un reducido número de habitaciones señoriales.

Alrededor del casco, un centenario bosque de más de 30 hectáreas –poblado de robles, eucaliptus, plátanos, araucarias y cedros, entre otros–, se convierte en el escenario perfecto para largas caminatas o paseos a caballo que indefectiblemente tendrán su epílogo en la comodidad que brinda el solarium ubicado junto a la gran pileta.

Esta piscina, sin embargo, no es el único atractivo ligado con el agua que ofrece La Oriental. La cercana laguna El Carpincho es ideal para la pesca embarcada o desde la costa, además de ser hábitat natural de pejerreyes, tarariras, nutrias y gran variedad de aves. Un muelle propio, quincho, botes y canoas son parte del equipamiento que se disfruta de un modo superlativo durante la puesta de sol.

El Rezongo: Los detalles de un clásico
Alejada de Buenos Aires apenas 60 kilómetros, El Rezongo está enmarcada por un magnífico parque arbolado y una espléndida laguna. Allí, la cancha de golf privada de seis hoyos sorprende a los visitantes. Después de una jornada de trabajo, no existe nada más relajante que pasar al living, sentarse en el sillón, escuchar buena música y saborear un exquisito whisky. En los pequeños detalles El Rezongo logra combinar la tradición de las casas de campo con un elegante toque europeo. Por su fácil acceso desde la ciudad y su salón totalmente equipado con la última tecnología, es, además, el lugar ideal para realizar encuentros corporativos.

Los Fresnos: A merced del polo
General Rodríguez es uno de esos universos privilegiados en los que el tiempo no pasa. Alrededor del viejo pueblo, los establecimientos agropecuarios sobreviven sujetos a los vaivenes del clima económico, político y también del natural. Allí, entre caminos polvorientos, se esconden algunos de los mejores lugares para entender, vivir, aprender o admirar el deporte más elegante que se practica en la Argentina: el polo. Varias de sus chacras y estancias ofrecen los servicios necesarios para adentrarse en el mundo de petisos y tacos, pero no todos lo pueden hacer con la misma riqueza. No todos pueden ofrecer la compañía de un campeón en Palermo, la “catedral” para los jugadores de polo. Los Fresnos es una de esas pocas que sí pueden hacerlo. Es que en este campo, donde la familia Béccar Varela construyó una confortable casa de dos plantas hace medio siglo, Juan Martín Zavaleta –campeón argentino con La Espadaña en 1984– desarrolló una propuesta en la que el polo es medular. En las 20 hectáreas de la

chacra, además de la casa principal decorada al estilo pampero, hay dos ranchos para el alojamiento de los huéspedes, ubicados a pasos de los mimbres y cercanos a las caballerizas.

Datos útiles

Las Víboras
Tel: 4773-6434.
E-mail: lasviboras@pagosargentinos.com.
Sitio web: www.lasviboras.com.ar.

Elevage Resort
E-mail: hotel@elevage.com.ar.
Sitio web: www.elevage.com.ar.

El Retiro
Tel: (0291) 491-5034.
Cel: (0291) 15-6435391.
Sitio web: www.golfyestancias.com.ar.

Estancia La Oriental
Tel: (02362) 433-533. En Bs.As.: 4801 4876.
E-mail: estela@estancialaoriental.com.

Estancia El Rezongo
Tel: (0237) 484-1302.
Sitio web: www.elrezongo.com.ar.

Estancia Los Fresnos
Tel: (0237) 485-0180.
E-mail: lfresnos@tesysnet.com.ar.