En la nueva era digital al consumidor, lleno de poder, no se inmutan al hacer boicot a las marcas que se portan mal. Según un reciente estudio llevado a cabo en Reino Unido por YouGov, el 21% de los consumidores admite haber hecho en alguna ocasión boicot a una marca como resultado de un escándalo.
¿Lo peor? Que una buena parte de quienes deciden boicotear a una marca no regresan jamás a sus brazos. Tres cuartas de los consumidores afirman que continúan sin comprar productos y servicios de la última marca que decidieron castigar con un boicot.
El 18% señala, por otra parte, que volvió a utilizar la marca boicoteada (aunque no tanto antes). Sólo el 2% dice usar una marca previamente boicoteada con tanta asiduidad como antes de emprender contra ella un boicot.
Está claro que las acciones de boicot son potencialmente muy peligrosas para la marcas, pero ¿qué lleva al consumidor a boicotearlas? El 48% de los consumidores señala que ha boicoteado en alguna ocasión a una marca tras llegar a sus oídos que ésta evitaba deliberadamente pagar impuestos y apostaba por la evasión fiscal.
Que las marcas dispensen un trato inadecuado a sus empleados (en términos de horas trabajadas, por ejemplo) y que traten de ocultar a propósito sus “trapos sucios” sin dar la cara es motivo suficiente de boicot para el 40% de los consumidores.
También influyen en el boicot a las marcas el hecho de que éstas no traten con suficiente justicia a los empleados de su cadena de suministro (36%), la corrupción (36%) y los productos defectuosos (35%).
Entre aquellos consumidores que tras una acción de boicot hicieron las paces con la marca boicoteada, el 28% dio a su brazo a torcer porque la compañía modificó sus prácticas, y el 24% porque ésta mejoró sus productos y servicios.
Aun así, el 29% de los consumidores optó por reconciliarse con la marca boicoteada simple y llanamente porque la acción de boicot se estaba volviendo muy poco práctica para ellos. Y el 18% adujo que sentía que era necesario seguir utilizando la marca boicoteada en el trabajo o en el entorno familiar.
Fuente: Marketing Directo