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Verdades incómodas del estrés en el trabajo

A menudo sufrimos infortunios o experimentamos dificultades en la vida. Uno no es experto especialista en enfermedades, en conflictos de pareja, o de trabajo, o de familia, o en cualquier cosa que nos haya sucedido. Es pues un desafío el que se nos presenta, debemos aprender sobre las características de cada situación, de cada circunstancia que se nos presenta en la vida. Es muy frecuente que ello entrañe una especial dificultad, que se nos atasque la situación, que no sepamos encontrar la solución. Y entonces, cuando nuestro intelecto no sabe dar con la solución, o puede que no tengamos las habilidades para manejar las relaciones con nuestros jefes, compañeros, familia, amigos, conocidos, clientes,…. Y que las cosas se desborden. Me encuentro mucho con personas que no saben decir “no” a demandas excesivas, o que no saben llevar la comunicación de forma positiva, o que se centran solo en lo negativo, por que no saben las claves mas elementales de la solución de problemas, o que no saben autocontrolarse lo necesario cuando experimentan una situación crítica….. son muchos los errores, las cosas que bloquean las soluciones.

Es entonces cuando nuestro ego herido, sufre. Saberse inútil o impotente, o incapaz de llevar bien la vida de uno, es una verdad incómoda. Supone lo que en psicología cognitiva se denomina una disonancia cognitiva enorme, un reto. Es su desafío más importante en la vida; aceptar de uno mismo los errores, sin culpa, sin vergüenza, sin crítica, sin juzgar. Pero los pecados capitales como el orgullo, la ira, los celos (envidia), la vanidad, … son los actores no invitados que toman el control de nuestros actos y nuestra vida interior en lugar del individuo desde la sede de su voluntad. No deseo culpabilizar a personas. Sino poner al descubierto aquellas jugarretas del inconsciente, que hacen que vivamos una y otra vez la misma historia, que representemos el mismo guión las mismas escenas aunque el reparto de actores sean diferentes cada vez. Esto son el guión de nuestra vida, la trama que se repite.

Como dijo Carl Young, los contenidos del inconsciente toan el control de nuestra vida, hasta que se hacen conscientes. Y lo llaman destino. Pero el destino se puede “reescribir”, igual que tu puedes reescribir el guión de tu vida. A esta alturas de artículo. ¿Cuál es tu excusa para tirarlo a la basura?

La reacción ante la verdad incomoda: creamos excusas imposibles
¿Qué hace uno antes esta verdad incómoda? Cuando mi mente emocional o racional no encuentra como integrar la disonancia, elimina la parte de la información que no encaja. No encaja que en parte la responsabilidad de experimentar la dificultad por la que atravesamos es responsabilidad de uno mismo. Por ignorancia de muchas cosas, o por negligencia, o por tantas cuestiones…. Hay una parte de responsabilidad de uno mismo en cada situación de la vida. Nadie es totalmente ausente de responsabilidad.

Aceptar que uno aún no ha dado con la solución es la óptica adecuada para prosperar en la vida. Pero es una cuestión de tiempo, que encuentre una pauta que me convenga, una persona que me oriente, o que incluso cambie de actitud interna.

No todo depende de afuera, muchas veces la respuesta está dentro de uno mismo. Un cambio de actitud puede ser la respuesta.

Las excusas son una fuente de información muy útil. Señalan los juegos del inconsciente para atarte a la situación actual. Cuentan cual es la dinámica tóxica que envenena nuestra vida, las carencias y necesidades, las motivaciones o motor interno. Los errores que cometemos más frecuentes, o las piedras con las que tropezamos una y otra vez en la vida. ¿Deseas eliminar esa piedra que te hace caer siempre?

Las ventajas de las excusas
1. Permiten no tomar el control de tu vida. “La responsabilidad o la culpa de esto que me pasa la tienen otros”, “yo no puedo hacer nada”. “Estoy atado de pies y manos”.

2. Con excusas se cede el control a otros de verdad. Quedando en sus manipuladoras e interesadas manos. Quedas expuesto a sus necesidades, motivos y bajo su “tutoría” ¿crees que me recen tu confianza, que tienen moral o ética como para no dañarte o beneficiarte?

3. Permiten no afrontar resultados desastrosos, errores propios.

4. El ego queda a salvo de críticas, de ser juzgado.

5. Victimismo: “hay pobre de mí”. Ya aparecerá un buen samaritano que hará las cosas por ti. Ir chupando rueda de otros que por paternalismo mal entendido, buscan personas desprotegidas para jugar a los “papás o las mamás”.

6. Ausentarse de los problemas, no afrontarlos: “yo no puedo con eso”, “me supera”.

7. Atribución externa. Echarle la culpa de nuestros males a otros, al mundo, a la vida, al mas allá y al mas acá.

8. El hijo que no quiere crecer. Es como si siempre fuéramos hijos, niños que no quieren crecer, y superarse, madurar. Esto está genial a los 13, pero a los 43, ya no tanto.

El circulo vicioso
De esta forma no sabemos encontrar las soluciones perfectas o simplemente buenas en nuestra vida, y nos instalamos en nuestro prado esquilmado de esperanza, felicidad, prosperidad, plagado de vicios psicológicos y desdicha.

Nadie nace sabiendo, pero si nacemos sabios. Nadie lo sabe todo, eso es verdad, Pero también es verdad, que cuando estamos ofuscados por un infortunio, por la presión del momento, basta con calmar la mente, aquietar las angustias, disponer de un momento para si mismo. Dejar que nuestro sabio interior hable, nos señale el camino. A veces es encontrar quien nos ayude, nos ilumine con su sabiduría o con su esperanza, quien nos entusiasme de nuevo. Imagínate en la autopista, vas a 120, y no sabes de donde todos se paran de pronto. Es un inminente choque en cadena. Te vas a matar. Necesitas calmarte y ver un hueco para prolongar una potente frenada. Mi profesor de conducción en situaciones críticas, (hice un curso para superar situaciones extremas de conducción) me dijo que ”a donde va el ojo, va el volante. Mira y busca un escape, por pequeño que te parezca siempre es mejor que un choque frontal. Una abolladura o un raspón en una aleta siempre es mejor”. Pero si te abandonas al miedo, te paraliza y vas de frente al choque frontal, y a la silla de ruedas. Dominar el miedo, calmarte, y saber que hacer es la clave. El miedo mata, el estrés mata, la calma salva.

Como salir del círculo vicioso:
No saber dar soluciones a nuestros problemas no es como para sentir culpa, ni para culpabilizar a otro. Lo que suele suceder es que quedan por ahí, molestando e impidiendo nuestra felicidad. Aunque en realidad solo es una etapa, un momento en la vida. Con ayuda, con apoyo y con valor superaremos esta etapa, será pasado. Y les contaremos a amigos y a tus hijos como me superé en la vida, con orgullo y satisfacción. Mientras sigue estos pasos sencillos:

1. Haz tu lista de excusas.

2. ¿De verdad son ciertas? No podrás contestar a esto. Seguramente te las crees todas. Necesitas un cambio de paradigma, de creencias, de estilo cognitivo, nuevos modelos de éxito social, profesional, y demás cosas.

3. Busca a tu alrededor personas que lo hallan logrado antes.

4. ¿Cómo lo hicieron?

5. ¿Qué excusas pones ahora?. Pero que vicio tienes!!

6. Pide o busca ayuda y apoyo. Busca información sin mitos, de autoridades en la materia.

7. Piensa en positivo. Escribe tu eslogan “yo voy a poder con esto”, “por que tu te lo mereces”, ….y pégalo en tu escritorio, en tu parabrisas del coche, o en la nevera o donde permanezcas mientras trabajas o vives.

8. ¡HAZLO AHORA!