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¿Wall Street se encamina hacia una nueva crisis?

“La codicia es una fuerza poderosa. Estamos tratando de no olvidar eso”, escribió recientemente Andrew Sheets, un estratega de crédito en Morgan Stanley, quien comparó la situación actual del mercado con los primeros días de 2007 y advirtió sobre un resurgimiento de la codicia.


La economía virtual se calienta, el sentimiento optimista crece, la Reserva Federal (Fed) comienza a elevar las tasas y el mercado pide reglas relajadas. ¿No es esto lo mismo que ocurría antes de que surgiera una crisis hipotecaria hace 10 años?

Diez años han transcurrido y a los analistas les preocupa que suceda otra crisis en Wall Street y si el mundo está mejor preparado para manejarla.

Vuelve la codicia. “La codicia es una fuerza poderosa. Estamos tratando de no olvidar eso”, escribió recientemente Andrew Sheets, un estratega de crédito en Morgan Stanley, quien comparó la situación actual del mercado con los primeros días de 2007 y advirtió sobre un resurgimiento de la codicia.

Desde que Donald Trump ganó la elección presidencial el 8 de noviembre, el mercado accionario estadounidense ha alcanzado alturas récord; el S&P 500 ha aumentado cerca de 9,3%.

Los analistas de Wall Street creen que la conducta actual de las acciones estadounidenses, en lugar de reflejar la economía real, es una “apuesta” sobre los nuevos movimientos de la administración Trump, tales como los recortes a impuestos y el alza en el gasto y regulaciones relajadas.

Sin embargo, el crecimiento de Estados Unidos fue de sólo 1,6% el año pasado, inferior al 2,6% del año previo. Ante la poca claridad sobre el estado de la economía real y el calentamiento de la virtual, las burbujas de activos podrían reventarse en cualquier momento.

Este escenario luce muy familiar, como advirtió Sheets: “¿qué tan a menudo los mercados codiciosos se preocupan por las tasaciones?”

Por otro lado, la Fed elevó las tasas de interés en diciembre, la segunda ocasión en una década, y se esperan tres alzas más este año. Las continuas alzas en las tasas de interés por parte de la Fed podrían provocar de nuevo una crisis hipotecaria como en el pasado.

Las alzas de la Fed incrementarán el costo de los fondos y restringirán la inversión. En el pasado, era muy probable que ocurrieran crisis financieras cuando la Fed seguía elevando las tasas, por ejemplo, en los brotes de la crisis financiera asiática de 1997 y la crisis hipotecaria de 2008.

Asimismo, la posible acción de Trump de relajar las regulaciones también producirá nuevos riesgos.

El optimismo ciego, las continuas alzas de las tasas por parte de la Fed y otras políticas inadecuadas podrían desencadenar una nueva ronda de “tormentas perfectas”. Incluso los analistas más optimistas en Wall Street tienen que admitir que está surgiendo rápidamente un riesgo de mediano a largo plazos, aun si no ocurre una crisis financiera sistemáticamente en Estados Unidos en el corto plazo.

Problemas estruicturales vigentes. De manera similar a la crisis hipotecaria previa, la conducta actual del mercado de valores de Estados Unidos se debe a los “fondos rotatorios” dentro del mercado financiero, que no se invierten en la economía real.

Casi 10 años después de la crisis hipotecaria de alto riesgo, siguen existiendo problemas estructurales en la economía mundial. El proceso de desapalancamiento aletarga el progreso en las economías desarrolladas que están pasando por un bajo crecimiento, baja inflación y bajas tasas de interés.

Por su parte, los altos apalancamientos en compañías de economías emergentes se añadirán a la vulnerabilidad. La enorme liquidez en el actual sistema financiero protege temporalmente del riesgo de burbujas monetarias y de capital, dijo Guo Shengxiang, presidente de la Academia de Finanzas Creativas de APEC de Australia.

Sin embargo, aunque aplaza el riesgo, no lo elimina, señaló.

Además, la diferenciación de políticas monetarias de las principales economías del mundo en la “era posterior a la crisis” tendrá un impacto en la liquidez de capital global, lo que intensificará las perturbaciones en el mercado financiero global y debilitará la capacidad de la economía global para soportar riesgos inesperados.

Con el aumento del proteccionismo y el resurgimiento de la tendencia antiglobalización, cualquier nueva crisis en el mercado financiero de Estados Unidos podría extenderse fácilmente en todo el mundo.

Capacidad global. La capacidad mundial para contrarrestar riesgos ha mejorado enormemente después de la agitación financiera global.

Primero, el sistema de regulación financiera de Estados Unidos se ha vuelto más estable y efectivo con respecto a la época en la que ocurrió la crisis económica global.

Segundo, la normalización de la supervisión y la cooperación financiera globales y el régimen de coordinación política hacen una gran contribución a la supervisión de instituciones financieras y al control de riesgos nuevos.

El acuerdo de Basilea III, propuesto por las grandes economías del mundo después de la crisis financiera global y destinada a establecer nuevos requerimientos para instituciones financieras y aumentar sus niveles de capitalización, ha sido reconocido y aplicado por la mayoría de las principales economías del mundo.

Tercero, el panorama económico global ha sufrido enormes cambios desde la crisis, en el que el sistema monetario internacional se ha vuelto cada vez más diversificado.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) añadió oficialmente al renminbi, la moneda china, a su cesta de derechos especiales de giro (DEG) el 1 de octubre de 2016 con una ponderación de 10,92%, cerca del 41,73% del dólar y del 30,93% del euro, iniciando el apasionante trayecto mundial de la moneda.

La inclusión del renminbi en la cesta DEG del FMI, por una parte, impulsará la credibilidad internacional de la moneda, beneficiando a países, empresas e individuos.

Por otra parte, la inclusión del renminbi — la única moneda de mercado emergente — en la “reserva mundial” ayudará al imperfecto sistema monetario internacional monopolizado por el dólar a avanzar hacia una dirección multipolar, con lo que se volverá más estable, representativo y contemporáneo.

Fuente: América Economía