La agresiva estrategia de precios bajos de Walmart llega al lucrativo negocio de la salud, en forma de clínicas de atención primaria para empleados y clientes con menos recursos. La industria está siguiendo de cerca su evolución, por las implicaciones que puede tener la llega de un competidor que ofrece el coste de la consulta al precio de un café en Starbucks.
La cadena de retail, que es el mayor empleador privado de Estados Unidos, ha abierto ya una decena de estas clínicas de atención primaria en Texas, Carolina del Sur y Georgia, y abrirá nuevas antes de final de año.
Están diseñadas para atender problemas de salud menores, como una gripe, y hacer controles de rutina para diabéticos o personas con hipertensión. Para los empleados de Walmart y familiares, el paso por la consulta le cuesta cuatro dólares mientras que para los clientes asciende a 40 dólares.
Es un pico cuando se compara con los precios que ofrecen otros proveedores de servicios similares. El perfil de paciente que se espera que pase por sus clínicas son asegurados de bajos ingresos que deben poner mucho de su bolsillo cada vez que van al médico y que no siempre siguen el tratamiento que les recetan los médicos porque no pueden afrontar su coste.
La maniobra de Walmart es otra evidencia de que el sistema de salud en EE UU está muy lejos de ser asequible para las rentas medias y bajas. Además, es el país occidental que necesita más doctores, lo que complica el acceso a un médico durante la noche o los fines de semana. La opción es acudir a los servicios de urgencias o a las farmacias que operan cadenas como CVS o Walgreens, además de la propia Walmart.
Líderes en precios bajos en todos los sectores
Jennifer LaPerre, responsable de Walmart Care Clinics, cree que es importante que la sociedad de Arkansas sea también líder al ofrecer el precio más bajo del mercado cuando se habla de salud. Hace unos meses, en la misma línea, la cadena de descuento introdujo un servicio para hacer la competencia a las grandes firmas sector financiero en el negocio de las remesas de los inmigrantes, en colaboración con Bancomer, filial del BBVA.
Para Walmart, además, representa una vía para poder controlar el incremento del gasto del seguro médico que ofrece a sus empleados, que no para de crecer tras la entrada en vigor de Obamacare. De hecho, los analistas de Wall Street entienden este paso como una reacción a la reforma, porque ahora muchos empleados ven que le sale más rentable acogerse a la cobertura de las empresas que ir por libre porque no puede acogerse al seguro público.
Walmart no explica los motivos, pero los tres estados donde abrió los primeros centros son los que tienen en la actualidad el mayor número de personas no aseguradas y donde no se amplió la cobertura de Medicaid, el sistema de asistencia pública a las rentas más bajas. Y de paso, con lo que ahorran, compran algo en la tienda. Lo que está por ver es que problemas crean estas clínicas, como una mayor fragmentación del sistema de salud.